NUESTRA HISTORIA

Los desplazamientos de los indios de la parte oriental al occidental desplazamientos voluntarios o forzosos dominan el panorama de las trasformaciones territoriales en los dos siglos que nos ocupan. El deslinde del resguardo de Jambalo, en 1702, realizado por el cacique Juan Tama, no puede ser entendido, pues, sin ahondar más en la peculiaridad de la situación colonial en la región en la cual se escribe hoy, y desde entonces, el territorio de las gentes de Jambalo. En particular nos detenemos en lo que significa que dicho resguardo solo existía luego de que la corona haya reconocido a sus autoridades los caciques y cacicazgos.

A finales del siglo xvii y comienzo del siglo xviii la gobernación de Popayán sale de la depresión económica en la que había estado sumida y empieza el auge económico que iba a ser la base para el poder de Popayán, se trataba de una economía minera, no de un régimen agrario.
En este panorama de economía minería y en la ubicación geográfica el asiento de las minas de Caloto, mirando hacia el litoral pacífico, que existen los Páez en la cordillera que ni trabajaban en las minas, no son grandes productores de cereales. Los grandes propietarios de Popayán, sus encomenderos, no tenían mucho interés en oponerse a las solicitudes de los nuevos caciques paeces para que la corona española los reconociera como resguardo.

El régimen colonial, regido por los encomenderos recaudares y trabajadores, había traído para los paeces su cortejo de desplazamientos, disgregaciones y agrupaciones varias, en un mundo organizado globalmente sobre la segregación entres los colonizadores y colonizados ambos teóricamente súbdito del rey. En el archivo Central del Cuaca se encuentra, en 1719, una primera numeración de un pueblo de indios para Jambaló, que da un total de 178 indios, y de esta población 39 eran tributarios siendo su gobernador Domingo.

En 1701, después de obtener en Quito el titulo general del Cacicazgo par los cinco pueblos, Juan Tama regresa a Popayán, lo hace registrar y continua para Pitayó, sus súbditos de Jambaló, cuyos ríos ricos en oro venían siendo codiciados por los encomenderos, piden que se señale terrenos suficientes para reconocerlos en propiedad y saber lo que le pertenece a su pueblo. Juan Tama cita de manera inmediata para el 2 de enero de 1702, a los gobernadores e indios de Pitayó y Jambaló, para dar inicio al alindamiento de las tierras que le habían solicitado. El deslinde de las tierras para el pueblo de Jambaló se hace, fundamentalmente en relación con los pueblos indios vecinos que conformaban el Cacicazgo y especialmente con el mismo pueblo de Pitayó.

Volviendo a Jambaló y siguiendo el razonamiento jurídico elaborado por Juan Tama y demás caciques que lo antecedieron se puede ver que, llegar con Autoridad y Territorio reconocido a la categoría de indios de la corona, una situación que implica termino a la dominación de los encomenderos significa, teóricamente que lo nuevos caciques son tan subalternos como los encomenderos, respecto al Rey ala Metrópoli, son vallasos todos del Rey de España, como lo expresan algunos documentos de archivo, o como lo encontramos todavía en el vocabulario español de los indígenas actuales en Jambaló y en otros municipios y regiones.